sábado, 9 de noviembre de 2013

Una de las cosas que hizo darme cuenta que necesitaba ayuda fue un día que iba camino a clases, y una de mis canciones favoritas causó una crisis de pánico, sentí que me quedaba encerrada en mí, y que al mismo tiempo debía correr y quedarme.
Sí, sentí miedo, tuve que respirar y cambiar la canción. Sí, cambiarla. A The Used, mis bebés, mi soporte, mi paño de lágrimas. Les tuve que dar la espalda, después de que me ayudaran siempre, en cada paso de mi vida consciente.
Me asusté, el echo de pensar en no poder volver a escuchar a mi grupo favorito me mataba más.
Hoy estamos bien, perdonados, y nos reencontramos el año pasado cuando volvieron a Chile por segunda vez.
Abrazos y fotos incluidas.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Qué nefasto es sentirse bien con pastillas.
Qué nefasto es hacer que una pastilla sea el cursor de tu vida.
Leo la primera entrada de este blog, y sincermente, no sé qué sentir al respecto. Sí, en ese minuto me sentía bien. Sí, las pastillitas de la felicidad te dan eso, felicidad. Pero de mentira, o no? 

Soy débil, prefiero que una pastilla me diga 'se feliz' a ser alguien completamente miserable, como vuelvo a ser hoy. Al menos esa pastillita me hacía valiente, era feliz, mi mundo era rosa, y nada era imposible... y lo intentaba. Hoy, hoy me quedo con las ganas.
Solía escribir para llorar.
Hoy dejaré esto hasta acá, no quiero llorar, no lo merezco.

sábado, 14 de enero de 2012

Historias Efímeras

-El fin de semana estuve con mi ex. Dijo con la culpabilidad marcada en la cara.
-¿Qué quieres que te diga? si lo veía venir. Y era verdad, sabía muy bien donde me estaba metiendo, aunque una siempre tiene esa pequeña esperanza dentro.
-Yo... perdón, yo... no puedo ofrecerte nada, no ahora. Cariño, nunca tuviste nada para ofrecerme, obviando lo físico.
-Mira yo... no sé si te entiendo, osea, quiero decir... sé tu historia, más que nada, por ahí comenzamos, pero hubiera preferido que esta conversación la hubiesemos tenido antes de... -- Soy la no-oficial pero con cuernos igualmente, ¿Puede pasar eso?
-Te juro que es algo que me supera, me puede. Gracias, me siento un poco insignificante en este minuto.
-Mientras estés bien... Sé digna, levanta la cabeza y ándate. Al final, sabiamos dónde nos estabamos metiendo y lo que estábamos haciendo... Sonrío. Que te vaya bien.
-Espera, ¿todo bien? Asiento con la cabeza y una sonrisa en la boca.
-Todo claro. Tomo mi bolso dispuesta a marcharme cuando...
-Pero podemos seguir siendo amigos. Lo dice como si nada, como si no quisiera perder pan ni pedazo. Sonrío nuevamente por lo irónico de la situación.
-Recuerda que nunca lo fuimos. Buenos compañeros, sí, buenos colegas, también...


domingo, 4 de septiembre de 2011

Entre esto y aquello.

Desde hace un tiempo hasta ahora mi vida a cambiado un montón y estoy feliz por eso, pero la transición de mi estado anterior al actual fue terrible, no fue lo peor, pero no fue bonito tampoco, el golpe que te das es brutal, no sé si alcancé a hacer alguna retrospección muy larga de mi vida, pero sí me alcanza para decir que ahora me da lo mismo lo que piense la gente, si es que piensa algo de mí, obviamente, nunca más me voy a olvidar que primero voy yo, y después los demás, si para hacer feliz a alguien tengo que ser yo feliz primero, lo haré! aunque suene egoísta, si te cuesta mucho tiempo lograr algo para y por tí, tomate TODO el tiempo del mundo, el tiempo es relativo y siempre va cambiando, es y no es.
Todo esto ha sido un camino largo, llegué a ver desde terapeutas hasta psiquiatras, y ninguno excluye a los otros, sin mi terapeuta no hubiera nunca pensado en ir al psicólogo, sin el psicólogo nunca me hubiera dado cuenta lo cagá que estaba, por ende, en mi puta vida se me hubiera pasado por la cabeza llegar al psiquiatra, el cual tuve la suerte de tener al mejor y más tierno hombre dedicado a su carrera, nunca pensé en querer tanto a un doctor, porque primero que nada siento que hizo un milagro conmigo, y después, toda esa convicción y fe que tenía en mí era tan natural que llegué a creerle, llevo más de 6 meses en un tratamiento psiquiátrico (aprendí que el psiquiatra es un doctor como lo es el pediatra, oncólogo y el traumatólog, etc) pero si Dios quiere (y yo también) este es mi último mes, y ya pasé la peor parte, la mitad del tratamiento y la peor ya pasó, y aunque tuve miedo las primeras semanas por el hecho de que al haber dejado atrás una parte del tratamiento me sentía una maldita drogadicta de un rato para otro era un día normal, una noche normal, y un sueño normal, no habían ansias, no habían miedos, porque sí, las drogas son fuerte por mucho que las necesites, por mucho que estén recetadas, puedo decir que hubo un par de semanas en las que tuve tanto miedo de caer a algo peor... y como dije antes, de la noche a la mañana no habían miedos.
Nunca pensé que iba a depender de una pastilla para poder hacer algo por mí, siempre creí que si caía, me levantaría rápido para que nadie viera que pasó, en resumidas palabras, nunca pensé que dependería de una pastilla para volver a reir, para volver a disfrutar de los días, para acordarme que tengo gente que me rodea que me quiere, que sirvo para algo, que existo, que respiro, que si estoy viva es porque tengo algo qué hacer, y obviamente, que si Diosito me quiere arriba, él me llamará cuando él lo crea conveniente. Llegar a pensar que soy un cero a la izquierda para luego pensar en grande y decir ¡Sí puedo, y lo voy a lograr!... ¿Por qué?, porque tengo una meta en la vida. 

Escribo estoy hoy día, porque me sentí en un pequeño estado parecido a el "antes", y pensé: "Sí Cathy, te faltó asumir algo en voz alta" En este minuto mi mente está super enredada, tengo tanto qué decir que no sé cómo jerarquizar las ideas.
Siempre he sido alguien que se aleja antes de tiempo, antes de que el lazo afectivo se complete, nunca le di importancia, de hecho, no me afectaría tanto si no entendiera ahora todo lo que conlleva eso. No sería mucho si hubiera terminado las cosas como se debe (si es que existen normas y reglas) pero ahora me doy cuenta de que a la larga la única afectada soy yo, me llevé cuánto insulto que en ese minuto me hacían reír, pero ahora duelen, y duele saber que a veces tenían razón "Ojalá te toque alguien igual a tí, para que veas lo que se siente" hueón, no, gracias. Tengo esa frase dando vuelta en mi cabeza ultimamente, y puta, no tengo un ego grande, de hecho, mi autoestima es pésima, pero simplemente es algo que no sé cómo cambiar, es una huebá que me cuesta un montón manejar. He ahí el porqué de que para mí nada es duradero, y quiero cambiar eso, aunque muchos me digan "Cathy, la verdad es que sí, nada dura para siempre".
Y como no todo ha cambiado, ya me desconcentré y no puedo seguir escribiendo... será hasta la próxima =)



C.-